Hace unos años quería comprarme un carro, con el dinero que tenía podía comprarme el modelo que quería usado, porque no quería quedar pagando cuotas al banco, entonces comencé a buscar y encontré uno que cumplía con lo que estaba buscando, llamé al “propietario” (ya verás por qué uso las comillas) y concertamos una cita.
Me extrañó que me dijera que él me llevaba el carro a donde yo quisiera para verlo, pero en ese momento pensé que era amable de su parte y acepté.
El carro era justo lo que yo quería, pero un presentimiento me recorrió el cuerpo, empecé a dudar.
En aquel momento le pedí el favor a un amigo que trabajaba en el área de seguridad y tenía contactos en la policía para que averiguara por la placa del carro si había algún problema.
Le dijeron que la placa estaba bien que no había problema.
Sin embargo, yo continuaba con la duda, pero el carro me gustaba mucho por lo que avancé en la negociación.
Se supone que he debido citar al “propietario” del carro en la inspectoría de tránsito para hacerle una inspección, pero me dijo que el trámite ya estaba hecho y me presentó la boleta, craso error de mi parte aceptar esa inspección.
Aún con la duda compré el carro y para hacer corto el cuento, un año más tarde unos policías detuvieron a mi hija y casi se la llevan presa porque el carro era robado, fui corriendo a donde estaba mi hija, mostré todos los documentos de compraventa, pero nada que hacer, retuvieron el carro y a mi me llevaron a formular una denuncia y a hacer todo un proceso en fiscalía para que no me llevaran presa por comprar un carro usado.
En otra oportunidad tuve una relación a distancia y soñé que estaba en un matrimonio, una joven vestida de novia caminaba hacia la casa en la que se celebraba el matrimonio y cuando entré en la casa él (el que supuestamente era mi novio) se estaba casando.
Aproximadamente un mes después de mi sueño comencé a notarlo extraño, ya puedes imaginar por dónde van los tiros, sí, acertaste, se había casado. Por motivos de trabajo tuvo que viajar a mi país y me contó lo que en aquel momento para mí fue la triste realidad y que ahora doy gracias a dios de que así haya ocurrido.
Cambiando los temas de presentimientos y sueños a los que quizás podríamos llamar visiones, ¿alguna vez te has leído las cartas? Yo sí varias veces, hasta me gustaría aprender a leerlas, jejeje.
Si eres como yo, en el momento de la lectura toda emocionada haces preguntas y escuchas con total atención todos los mensajes, pero una vez que termina la lectura de cartas no te acuerdas de nada y te quedas en blanco.
Te cuento todas estas experiencias porque así somos muchas veces, confiamos todo a nuestra mente y cuando queremos buscar en ese profundo baúl de recuerdos se hace difícil encontrar, por eso me he creado un diario que me funciona súper bien, lo he llamado Lo mío es ser bruja, además de ayudarme en mi planificación diaria, me permite hacer mis apuntes espirituales, todo lo que tiene que ver con mis afirmaciones, rituales, lo uso mucho para manifestar lo que quiero.
Lo mío es ser bruja surge como un llamado para empezar a hacerle caso a mi intuición y no continuar en el error de no darle importancia a esos pensamientos, sentimientos o sueños que en muchas ocasiones me ponen sobre aviso.
También me ayuda a ser disciplinada con mi proceso de manifestación, centrarme, escucharme y escribir lo que me va ocurriendo, así puedo regresar a mi diario las veces que lo necesite, seguro tendrá algún mensaje para mí.
Está diseñado para que lo llenes con Adobe Acrobat o imprimas sólo las hojas que necesites.
Espero que disfrutes tu aventura de ser bruja y desarrolles todos tus dotes si así lo deseas.
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